Hermosa hermosa realidad...

Espantoso, terrible, trágico y desvergonzado es, según el punto de vista de este humilde redactor, tener que soportar la falta de respeto constante hacia la débil y discapacitada mente del telespectador actual por parte de los productores televisivos financiados por multinacionales, que desean una y otra vez que la gente consuma mierda. "¡Que paradoja la de consumir mierda en esta época en la que hasta cagar es complicado". Paradójico o no, la consumimos a cada paso que damos: en la plaza, en las charlas de pasillo, en nuestras cenas familiares y, por supuesto, en la bendita caja brillante que tanto nos quita y tan poco se atreve a entregarnos. Inevitable es, entonces, tener que cuestionarse si la gallina puso el huevo, el huevo la gallina o si el caldo invento al animal para poder vender el consomé de ave con plus de vitaminas. Son tantas las preguntas que tenemos para hacer (y hacernos), que incluso cuestionarnos algo sería un grave error de concepto; o quizás la crucifixión de nuestra propia pertenencia, cuando en el afán de "formar parte" llegamos a dilapidar nuestra vasta materia gris, absorbiendo los contenidos de un medio que tan solo se alimenta de escándalos "tan ficticios" que si celia cruz estuviese viva, se haría adicta al edulcorante para manifestar su disgusto por la irrespetuosidad a la que nos exponen sin pausa alguna, elaborando mierda tan marrón y olorosa como desagradable y peligrosa. Me pregunto entonces, a donde quedo la inocencia popular que permitia que se generara basura inofensiva como por ejemplo: aquella Susana que bailaba alrededor de un teléfono de gigante de goma eva y fibrofacil. Y aunque reconozco que eso tampoco era mas que mierda, también debo aceptar que, al menos, se trataba de materia fecal con identidad propia que no necesitaba vivir del escándalo y convertir a todos los programas en "satélites - cómplices" de su propio "espectáculo" plagado de llamativos ataques de histeria y sin contendidos reales, educativos o humildemente divertidos.